"Ahora, podéis espirar", lanza con voz suave la profesora Cinzia Niolu en el anfiteatro del hospital universitario de Tor Vergata, para dar término a la sesión destinada a estos sanitarios que se ocupan de pacientes en cuidados intensivos.
Este instante de descanso de una hora, proporcionado para ayudarles afrontar la angustia relacionada con el virus, les permite evacuar la tensión acumulada.
"Los participantes están expuestos al objeto que les da miedo (...) y su nivel de ansiedad aumenta, por eso está previsto un momento de relajación", resume a la AFP la psiquiatra.
Al inicio de la sesión, se entrega un cuestionario a cada participante: "¿Cuál es tu nivel de preocupación con respecto a la situación actual?", "¿Temes estar contaminado?", "¿Estás preocupado por tus familiares?", "¿La calidad del sueño se ha visto afectada?". Después, cada uno puede hablar para compartir su vivencia.
En la última fila del anfiteatro con butacas de color azul, la enfermera Emanuela Bertinelli, cuya expresiva mirada emerge por encima de la mascarilla, se pregunta: "¿Cómo vamos a vivir mañana? Es mi mayor miedo, la incertidumbre sobre el futuro. Es algo que llevo mal. Pues no hay ninguna certeza, no se sabe si va a terminar ni cuándo".